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Foto del escritorPollyanna Merel

FESTIVAL NACIONAL DEL CUCUA.

Actualizado: 7 jul 2021





A poco más de dos horas de la ciudad de Penonomé, Coclé, y siguiendo un camino de tierra se encuentra la comunidad de San Miguel Centro, donde residen personas que tienen que caminar largos trayectos para llegar a un centro de Salud o a una abarrotería.


Allí un grupo de personas se unió desde hace unos años para proteger y preservar el gran "tesoro" que identifica a esta comunidad: los diablicos cucuás; este grupo es la Asociación Cultural Ecológica y Artesanal de los Cucuás, fundado en 2004.


La danza de los cucuás estaba en peligro de desaparecer. Para el año de 1989, casi nadie la practicaba y había escasez del material principal para la confección de su vestuario:un árbol que lleva el mismo nombre, cucuá, (también conocido como ñumí). Para conseguirlo había que adentrarse a las montañas y cargarlo al hombro por horas.


Hoy, el panorama es un poco más alentador. Cuentan con tres grupos que bailan la danza, integrados por niños, jóvenes y adultos. Desde 1989, más de 100 niños del poblado han participado en presentaciones de la danza cucuá en  toda la República. Más de veinte personas del pueblo conocen cómo obtener la corteza del árbol y confeccionar  los vestidos. Además, la línea de artesanías elaboradas con esta corteza se ha ampliado, lo que les ha permitido alcanzar muchos premios en concursos de artesanías realizados a nivel nacional.


Se trata de una tradición familiar, ya que padres, hijos y hermanos se involucran en esta danza, ya sea practicándola o confeccionando los vestuarios.


Los pasos logrados por los artesanos de esta danza son largos, pues su inquietud y su preocupación por la escasez de la materia prima para la confección del vestuario cucuá los llevó a introducirse más a las montañas coclesanas en busca de la fórmula para plantar más árboles. Después de varios años y de fallidos intentos encontraron la forma de cultivar el árbol a través de su semilla. Actualmente poseen entre 3 mil y 5 mil árboles cucuás en tres fincas de la zona.



El mundo que encierra esta danza es amplio, pues esta tradición, que forma parte del patrimonio cultural inmaterial del país, abarca una costumbre que se inicia desde el momento en que se va a cortar el árbol cucuá para la elaboración del atuendo hasta la representación en el escenario.

La danza de los cucuás de San Miguel Centro ha tenido dificultades de preservación, pero ha logrado mantenerse, es una tradición que forma parte del patrimonio cultural inmaterial de Panamá. Si bien es cierto que ha logrado grandes avances de preservación, aún necesitan apoyo para seguir protegiendo esta tradición, según el proyecto Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de Panamá, del Ministerio de Comercio e Industrias.


No obstante, miembros de la asociación recalcan que poco a poco han ido logrando progresos a favor de su danza y que continuarán con esta labor de preservación, pese a que están conscientes de que no es una tarea fácil.

En este sentido, están claros en que aún tienen que atraer a más danzantes para que aprendan el baile y también que se formen en las técnicas de elaboración del vestuario, porque tampoco es un proceso sencillo y requiere de la participación de varias personas.


Según la historia oral esta danza es de origen indígena, quienes primero se asentaron en Chiriquí y luego en Veraguas hasta llegar a las zonas montañosas de Coclé, donde se establecieron y la practicaron.



El vestido consta de una camisa, pantalón, bastón y una máscara, y su confección se inicia desde que se busca el árbol de cucuá. El proceso es largo. Puede durar un mes o más.


Todo da inicio cuando se sale en busca del árbol. Hay que tener cuidado con la resina que emana, ya que es fuerte y si se trabaja demasiado, los dedos pueden llegar hasta sangrar. Luego de tener el lienzo, se cocina en agua "para salvarlo"; de no ser así se puede percudir si el Sol no está lo suficientemente caliente.

Una vez está seco se corta el vestido para empezar a tallar y a pintar. La pintura que usan para este fin también es natural, pues la obtienen de plantas, vegetales y raíces: de la raíz del azafrán se obtiene el color amarillo; de la hoja de la planta del guamí, el color cobre; y de la hoja del ojo de venado, el color negro.   

Por ser un trabajo complejo, para la elaboración de los trajes trabaja casi todo el grupo; unos pintan, otros cosen y así sucesivamente.

Una vez se tiene el vestido listo hay que tener presente los cuidados que se deben tener con la pieza; no se puede mojar y debe guardarse en un lugar seguro. No obstante, es normal que el color se vaya perdiendo a causa del sudor y el sol.



Para ejecutar la danza de los cucuás el proceso es sencillo, incluso los niños más pequeños con el simple hecho de ver a los más grandes van captando los movimientos.


Con todos los avances que han logrado, los residentes de San Miguel Centro están seguros de que mientras ellos estén vivos y los chicos que se inician en la danza de los cucuás sigan con ese amor por la tradición, así mismo "se mantendrá con vida la danza".


Desde 1989, más de 100 niños del poblado han participado en presentaciones de la danza cucuá en  toda la República. Más de veinte personas del pueblo conocen cómo obtener la corteza del árbol y confeccionar  los vestidos. Además, la línea de artesanías elaboradas con esta corteza se ha ampliado, lo que les ha permitido alcanzar muchos premios en concursos de artesanías realizados a nivel nacional.




Cómo se originó la danza.

Fue introducida por los primeros sacerdotes españoles llegados a esta región de Coclé con la idea de atraer al campesino a sus actividades religiosas. Desde los remotos días de la colonización y el sometimiento a la fe, la iglesia estuvo vinculada a todas las actividades propias de los pueblos.

La idea de Dios único propia del cristianismo era de difícil aceptación tanto de los aborígenes como por los negros esclavos. La representación como un esquema de formas figuras, relaciones o diálogos se fue introduciendo dentro de las comunidades como parte del elemento usado en la catequización propia del momento; y para ellos se hace obligante celebrar la presencia del real Cristo en la eucaristía. Aceptar y difundir los conceptos que emanaban de la iglesia y de mejor forma de decirle al incrédulo que hay elementos diabólicos que pueden llevar al ser hermano a los profundo del infierno que a través de estas representaciones se tipificaba la lucha eterna lucha entre el bien y mal por la posesión de un alma.

Anteriormente la danza se practicaba en otros lugares aledaños a San Miguel Centro como Vaquilla.


El primer relato conocido es de fray Adrián de Santo Tomás, quien en el siglo XVII da cuenta de cómo organizó con los indios de su reducción –pueblo de indígenas convertidos al cristianismo– una celebración religiosa católica que incluía una danza en la que se representaba al diablo.


La  doctora Reina Torres de Araúz, en su libro Panamá Indígena, escribía que los “cholos coclesanos descienden de forma directa de los indígenas guaimíes” (hoy conocidos como ngobe-buglé), “pero adoptaron las costumbres campesinas a través de su participación en las reducciones de origen religioso” (fenómeno conocido como “ladinización”). En el mismo libro afirma que “el vestido cucuá es el elemento folklórico del cholo penonomeño que más claramente lo relaciona con sus ancestros guaimíes”.


El Festival.



En 2008 se creó la Ley 68 del 14 de noviembre que instituyó el Festival de la Danza de los Cucuás, actividad que debía celebrarse el día del Corpus Christi en Penonomé, es decir, en junio.

La Ley 68 detalla una partida de 10 mil dólares anuales dentro del presupuesto del Instituto Nacional de Cultura para la promoción y celebración de este festival, que se empezó a realizar en 2006 con el esfuerzo de los artesanos y desde el 2009 recibe el apoyo estatal.


Empero, para este mes las lluvias no dan tregua y el camino no se presta para que los invitados lleguen con facilidad a San Miguel Centro. Por esta razón los artesanos decidieron cambiar la actividad para el mes de marzo, sin tener una día fijo.


A pesar de que el grupo no efectúe el festival en la fecha del Corpus Christi, en junio, los danzantes van al pueblo de Penonomé y ofrecen una presentación para esta fecha.


El festival tiene atractivos como la venta de artesanías, Entre los actractivos de este festival están las presentaciones folclóricas, competencias de destrezas, cantaderas regionales, sacado de corteza del árbol, el desfile de la princesa en balsa, exposición de kioskos con productos agrícolas del área en hermosos ranchos, donde los campesinos los ofrecen al público y el baile típico del Festival "la danza del cucuá".



Por supuesto, uno de los máximos atractivos del festival anual es la danza en la que los diablos salen con sus pintorescos vestidos y sendos bastones de madera a bailar al escenario. Allí, moviéndose al compás del violín, la caja y el tambor, inician  sus redondillas, para representar ante los espectadores la batalla final contra el ángel del bien, quien termina triunfando, por supuesto, liberando al alma humana del pecado y la eterna condena. Una hermosa historia y un legado cultural que, gracias a la tenacidad, la perseverancia y el amor de quienes descubrieron el encanto de esta tradición, hoy sigue existiendo y enriqueciendo nuestro acervo cultural.


































































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Presencia








En tanto, de la Cruz Vargas resalta que



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